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Era un código de la infancia; el "dueño del balón" tenía ciertos privilegios, podía escoger el equipo y no ser excluido del partido, aún cuando no fuese el jugador "mas competente", y el juego duraba hasta que él decidía. No siempre el "dueño del balón" hacía uso de esos privilegios, pero a aquellos que en su posición dominante se comportaban de forma mezquina, mas temprano que tarde el grupo les enrrostraba su mala conducta.

La posición dominante del dueño del balón se agotaba cuando había otros "competidores" o cuando de forma solidaria, grupos de personas hacían "vaca"[1] para comprar un balón que no fuese de nadie y al mismo tiempo de todos. En ocasiones, la abundancia recursos atentaba contra el espíritu del juego; cada cual con su balón pero sin equipos para jugar. 

La anterior remembranza nos sirve para tratar de entender y analizar la situación que se viene presentando por el conflicto entre empresas dueñas de los derechos de transmisión de partidos de fútbol tanto de la Selección Colombia como del Campeonato Colombiano y que desenlace puede tener.

La situación

El periodista Omar Rincón describe en buena parte la situación. Está el caso del Canal WinSport y sus acciones para impedir la circulación de contenidos del Fútbol Profesional Colombiano, llegando inclusive a pedir el cierre de cuentas en redes sociales de varios usuarios, lo cual desató un protesta en Facbook y Twitter. De otra, está la pelea entre Caracol Radio y Caracol Televisión, empresas que "en otra época eran mellizas, ahora son rivales"; este conflicto que va mas allá de los derechos de transmisión; sí determinó que Caracol Televisión le negara a Caracol Radio y solo a esta empresa, la opción de transmitir los partidos de la Selección Colombia, como antecedente es bueno mencionar que en determinado momento se habló que Caracol Televisión prohibiría o cobraría derechos a los negocios que emitieran sus partidos para atraer público.

Los límites entre lo legal, lo ético y lo estratégico

No hay mayor discusión en relación con los derechos legales que le asisten a estas empresas de  hacer valer la titularidad que tienen sobre esos contenidos; excepto, en el caso de Caracol vs Caracol, donde pudo configurarse una práctica de competencia desleal pues la restricción fue únicamente para una empresa, esto lo tendrán que resolver los jueces; pero hay aspectos mas allá de lo legal que vale la pena analizar, como ya hemos planteado en otra entrada del blog los temas de propiedad intelectual no son "asunto exclusivo de abogados".

En primer lugar, hay una cuestión ética que no es de menor significancia; si bien estas empresas son dueñas de los derechos de transmisión de los partidos o de un producto llamada "Selección Colombia", nunca serán "dueñas del fútbol" menos de la identidad del país con un equipo, y menos del sentimiento de los fanáticos mas fanáticos. Estamos hablando de pasiones y emociones; y así como de "el amor al odio hay solo un paso", las reaccion de los hinchas (consumidores de estos contenidos) no son positivas, y no lo son por que en su jucio distinguen lo bueno y lo malo y sienten que WinSport y Caracol Televisón imponen limitaciones al disfrute de una entretención que hasta ahora no existían. Tal como lo describe Carolina Botero - columnista de El Espectador - esta postura puede terminar por dañar la reputación de estas empresas, sobre todo cuando están buscando ampliar su negocio con la venta de contenido en Internet ¿como le dices a alguien que compre tus contenidos, que siga tus cuentas en Twitter pero no se te ocurra compartir una jugada de un partido o imagen de los mismos por que serás perseguido? ¿Quieren estas empresas que todos alquilemos su balón y pero que juguemos solos?.

En segundo lugar, hay un asunto de orden estratégico; tal parece que los ejecutivos de empresas tan grandes no se han enterado que la innovación en el mundo moderno es por definición abierta; mas aun en negocios como la televisión o la difusión de contenido en Internet. Tampoco parecen comprender que su producto (Futbol Colombiano o Seleccion Colombia) les impone límites para competir, es un negocio donde cada día tiene mas seguidores el contenido de la liga española, italiana o inglesa; que un "clásico Equidad - Fortaleza" (ni siquiera parecen nombres de equipos de fútbol) y en esos espacios sus competidores les ganan. ¿Vale la pena cazar pelea con los usuarios de tu producto y de paso destruir un intangible como la marca? ¿no tendría mas sentido acercar a sus usuarios para convertirlos en co-desarrolladores (sin costo) del contenido que pagar abogados para perseguirlos?

El desenlace previsible

La radio y la televisión han sido tradicionalmente gratuitas, de tal forma que si se pretende cobrar por ellas; la estrategia tiene que lograr diferenciación de manera significativa; vincular a los usuarios en el proceso creación de contenidos  es un camino mas acertado, menos riesgoso y costoso que restringirles el acceso y esperar que asuman un rol pasivo. Las empresas dueñas de los derechos de transmisión de fútbol, en su afán de recuperar rápidamente su inversión se están olvidando que sin audiencia son los dueños del balón pero nadie quiere jugar con ello; despertar la animadversión de los usuarios conducirá a que estos busquen la forma de seguir los partidos por otros canales.

Además, estas empresas se exponen a pagar el costo de convertirse en el nuevo blanco de los hackers de contenido, tal como sucede con Microsoft en el mundo del software;  y cuidado, por que en este país es mas importante el fútbol que el acceso a la tecnología, incluso para los hinchas de Equidad y Fortaleza.

[1] colecta de dinero, en Colombia.

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